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¡Petro coquetea con el crimen: escándalo en Medellín!

Una alianza que raya en la traición

Lo ocurrido el sábado en la Plaza de La Alpujarra fue el triunfo de la irresponsabilidad: líderes criminales subieron al estrado, invitados por el propio presidente, mientras la ciudadanía observaba atónita. La imagen de Petro ofreciendo recompensas legales a capos del delito desató una ola de indignación y escándalo que todavía sacude a Antioquia.

Miles de testimonios en redes hablan de una “normalización del crimen” y acusan al mandatario de legitimar la violencia con fines populistas. Vídeos captados por asistentes muestran el desconcierto de manifestantes que, en lugar de un discurso de paz, encontraron un recital de pactos oscuros. La sensación general: el Gobierno jugó con fuego sin medir las consecuencias.

El clamor antioqueño

Desde los barrios populares hasta las comunas de clase media, el grito es unánime: “¡No más impunidad!” Bajo el hashtag #AntioquiaSeSalva, ciudadanos marcharon en bloque, demandando que se respete la justicia y no se negocie con quienes han sembrado el terror. La Defensoría del Pueblo anunció investigaciones y el Congreso abrió debates acalorados para determinar la legalidad de ese encuentro.

Los críticos más severos hablan de una “traición al Estado de Derecho” y piden la renuncia de cualquier funcionario que validó esa convocatoria. Mientras tanto, Petro defiende su gesto como un “acto de reconciliación”, pero el rechazo popular no cesa. En cada esquina de Medellín se repite la misma consigna: sin respeto a las víctimas, no puede haber paz.

La credibilidad del presidente está en jaque y, de no rectificar, podría enfrentar un rechazo histórico. Antioquia, lejos de amilanarse, demuestra su poder de movilización y su compromiso con una democracia limpia. El mensaje es claro: aquí no se negocia con el crimen, se lo combate con firmeza.