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¿Hacia un narcoestado? Zona binacional y poder del ELN

Meta descripción: La propuesta de una zona binacional con Venezuela y los avances en diálogos con el ELN despiertan alertas sobre el rumbo del país. ¿Está Colombia consolidándose como un narcoestado?


¿Una zona binacional o un pacto con el crimen?

La reciente propuesta del gobierno Petro de establecer una zona binacional con Venezuela, en áreas históricamente controladas por grupos ilegales, ha generado un fuerte rechazo desde diversos sectores políticos y de seguridad. Para críticos como el concejal Andrés “El Gury” Rodríguez y líderes de opinión, esto equivale a legitimar el poder territorial de estructuras criminales como el ELN y disidencias de las FARC.

“Uno no hace una zona binacional con un cartel del narcotráfico. Esto es sumamente grave”, denuncian desde la oposición. La medida no solo podría facilitar el paso irregular de personas y mercancías, sino también consolidar corredores estratégicos del narcotráfico.


Pactos de La Picota: ¿impunidad a cambio de poder?

El escándalo de los supuestos “pactos de La Picota”, que implicarían negociaciones subterráneas con criminales a cambio de respaldo electoral o colaboración judicial, sigue sin esclarecerse completamente. Sin embargo, los movimientos del Ejecutivo y su cercanía con sectores cuestionados alimentan la narrativa de un gobierno permeado por intereses oscuros.


Diálogos con el ELN: ¿paz o capitulación?

Si bien la búsqueda de paz es un objetivo legítimo, los avances en las negociaciones con el ELN generan inquietudes. Este grupo armado sigue reclutando menores, extorsionando y controlando economías ilegales, incluso mientras dialoga con el Estado.

La falta de condiciones claras, cese de hostilidades verificable y justicia para las víctimas plantean dudas sobre la verdadera naturaleza de estos “diálogos de paz”.


Colombia al borde: ¿consolidación de un narcoestado?

La combinación de los factores anteriores —zona binacional sin control, impunidad negociada y legitimación de grupos armados— lleva a una pregunta inevitable:

¿Está Colombia en camino a convertirse en un narcoestado bajo la administración Petro?

Con cada concesión, sin garantías para la ciudadanía ni resultados tangibles, se erosiona la confianza en el Estado de derecho. La institucionalidad corre peligro cuando se negocia desde la debilidad y se cede el control territorial a quienes usan las armas.


¿Cuál es el verdadero objetivo de @petrogustavo?

La ciudadanía merece una respuesta clara. ¿Cuál es el propósito final del gobierno? ¿Pacificar al país o capturar el poder territorial a través de alianzas cuestionables? Las señales preocupan: se normaliza la presencia criminal, se ignora a las víctimas y se ahonda la fractura institucional.


La paz no se construye con pactos oscuros ni con cesiones a estructuras criminales. Colombia necesita justicia, institucionalidad y firmeza, no legitimación del crimen. La historia nos juzgará por lo que toleremos hoy.

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