EL ATENTADO CONTRA MIGUEL URIBE TURBAY ME RECORDÓ PORQUÉ NUNCA HE BAJADO LA GUARDIA
Defiendo a Medellín de esa izquierda ideológica que hoy quiere adueñarse del país a punta de odio, resentimiento y promesas vacías. Mientras algunos se disfrazan de salvadores del pueblo, alimentan con discursos incendiarios la violencia que le arrebata la paz a cada familia que madruga a trabajar con dignidad.
Aquí nadie está a salvo mientras el presidente Petro siga usando la guerrilla como su brazo de intimidación. Lo vi en las calles cuando miles salimos de blanco en la Marcha del Silencio: la rabia es real, el miedo es real, pero la decisión de no dejarnos arrodillar también lo es.
No me tiembla la voz para decirlo: no podemos esperar a que otro líder caiga bajo las balas de quienes se creen dueños de la vida de los colombianos. Ya basta de callar cuando extorsionan empresarios, desplazan campesinos y reclutan nuestros jóvenes. Yo no vine a la política a aplaudir la cobardía de un Estado que prefiere pactar con criminales que proteger a la gente decente.
Como concejal de Medellín y como ciudadano, invito a cada uno a convertir el miedo en coraje y la indignación en compromiso. Si algo nos enseñó Álvaro Uribe Vélez es que la seguridad democrática no se negocia con bandidos: se defiende a cualquier costo. Hoy más que nunca, la ciudad que amo necesita de nuestra voz y nuestra acción.
Necesitamos rodear a quienes no se venden ni se rinden: desde nuestras calles hasta el Congreso. Que Petro y su séquito sepan que aquí no van a instaurar un régimen perpetuo, ni con intimidación ni con guerrilla.
Fortalezcamos la protección a quienes dan la cara. Invirtamos en oportunidades reales para nuestra juventud, para que no tengan que empuñar un fusil. Respaldemos a jueces y fiscales que se atreven a enfrentar al crimen sin doblegarse.
María Fernanda Cabal, valiente como siempre, lo dijo claro: Colombia no está condenada a ser Venezuela. Y Medellín mucho menos. Esta ciudad y este país son de quienes madrugan, producen, construyen y no se dejan.
De la rabia a la acción. De la indignación a la lucha. Aquí nadie se rinde. Aquí nadie se queda callado. Aquí nadie se arrodilla.
Concejal de Medellín.