¡Indignación paisa! Petro cambia la paz por populismo y polarización
La visita de Gustavo Petro a la Plazoleta de La Alpujarra este sábado 21 de junio se perfila más como un espectáculo de proselitismo que como un acto serio de gobierno. A continuación, los puntos más críticos de esta convocatoria:
- Acto de “paz urbana” convertido en mitin político
Petro anuncia un “pacto por la paz urbana” para movilizar “juventudes populares”, “mujer libre” y “pueblo trabajador”. Pero el evento está organizado como una concentración masiva con buses y refrigerios, al estilo de campañas electorales, en lugar de un foro técnico con resultados concretos. - Desatención a los problemas reales de Medellín
En vez de reunirse con autoridades locales para ajustar recursos a salud, infraestructuras y seguridad, Petro opta por la tarima política. El alcalde Federico Gutiérrez ha advertido que “viene a agitar y no a ayudar”, señalando que no hay agenda de trabajo conjunta ni propuestas presupuestales para atender los acuciantes problemas urbanos. - Diálogo con bandas criminales como show mediático
El Espectador revela que la cita incluye la presencia de cabecillas de bandas de Medellín y del Valle de Aburrá, convertidos en “gestores de paz” a costa de legitimar a quienes la ciudadanía condena por criminalidad. - Transformar La Alpujarra en un escenario de demagogia con uniformados de civil no es precisamente la paz que reclama la gente de bien.
- Desgaste institucional y división social
Varios concejales y líderes locales han pedido a la ciudadanía que se abstenga de asistir, advirtiendo que la concentración solo servirá para exacerbar el odio político y polarizar aún más a la ciudad. En lugar de unificar esfuerzos, Petro empeora las tensiones entre instituciones y sectores sociales. - Falta de transparencia y sustento técnico
No hay un informe público preliminar ni cifras detalladas de los supuestos “avances” de la paz urbana. El planteamiento se basa en retórica grandilocuente —“Si Antioquia cambia, cambia Colombia”— sin datos de impacto en seguridad, empleo o desarrollo comunitario.
Medellín no puede permitirse este circo político.
Si lo que queremos es progreso real —vías reparadas, hospitales funcionales, barrios seguros— no podemos aplaudir un mitin vacío de contenido. Esta visita demuestra, una vez más, que Petro prefiere el show al trabajo serio. Aquí no es bienvenido: nuestra ciudad merece gobernantes con resultados, no promotores de la división.