Petro en Chile: discurso de víctima, Colombia en caos
❝La codicia del poder: Petro y su discurso de autojustificación❞
Mientras el presidente Gustavo Petro se presentaba en Chile como un líder transformador surgido de la lucha social, en Colombia crece el desencanto con un gobierno que prometió cambio y ha entregado caos. En el marco del evento “Democracia Siempre”, Petro apeló al estallido social como motor legítimo de su llegada al poder, pero omitió la realidad de su gestión: una Colombia más polarizada, más insegura y más desconfiada del futuro.
De la esperanza al desencanto
Cuando Petro habla de que el “deseo de vivir” impulsó el cambio político, se refiere a un clamor que, en efecto, existió. Lo que olvida mencionar es cómo su administración ha desvirtuado esa esperanza: improvisación en la ejecución, peleas internas, reformas fallidas y una política exterior ideologizada que aísla a Colombia de sus aliados naturales.
Más que gobernar, Petro parece obsesionado con narrarse a sí mismo como un héroe trágico, víctima de poderes ocultos que le impiden transformar el país. Pero tras dos años en el poder, esa excusa ya no basta.
El discurso del colapso
Petro insiste en que vivimos el “colapso del capitalismo” y plantea que la contradicción actual es entre la vida y la codicia. Sin embargo, en su Colombia gobierna un Estado que ha recortado el presupuesto de sectores vitales como la seguridad y ha empoderado actores violentos mediante la mal llamada “paz total”.
¿Dónde está la defensa de la vida cuando los homicidios y las masacres aumentan? ¿Dónde está la justicia social cuando las EPS colapsan y los campesinos son dejados a su suerte?
Democracia: sí, pero a su manera
El presidente llama a “repensar la democracia”, pero en los hechos la ha utilizado para concentrar poder, atacar a la prensa libre y desprestigiar a las instituciones que no se alinean con su agenda. Bajo su retórica progresista, se esconde un proyecto autoritario que desconfía del equilibrio de poderes y romantiza la agitación social como forma de gobernabilidad.
¿Hacia dónde vamos?
Petro ya no es el candidato. Es el presidente. Y sus discursos —llenos de frases grandilocuentes y referencias filosóficas— no alcanzan para explicar por qué su gobierno no despega. La narrativa de víctima perpetua comienza a desgastarse frente a una ciudadanía que lo eligió para transformar, no para poetizar.
Mientras en Chile habla de “vida”, en Colombia muchos sienten que el país se les escapa de las manos.